MAURICIO ROMERO FIGUEROA // 

El segundo semestre de este 2021 nos ha dado poco a poco el respiro de volver a casa, de abrir la sede, de tener clases frente a frente y vernos con los amigos y profesores.

Un acto que para todos era absolutamente cotidiano antes de marzo de 2020, ahora lo atesoramos, gracias al regreso paulatino de nuestra actividad académica a la presencialidad. 

Claro, seguimos encontrándonos en Zoom, seguimos luchando para reconocernos entre pantallas, entre cámaras encendidas o apagadas, buscando entender las ventajas y desventajas de la virtualidad. Pero seguimos aprendiendo, seguimos reacondicionando nuestras prácticas, pero, sobre todo, seguimos juntos.

Noviembre y diciembre serán meses de muchos encuentros. Los hemos llamado laboratorios. La primera parte del cuatrimestre la aprovechamos al máximo para recibir todos los contenidos que ahora son insumo para nuestras prácticas. Ahora nuestros salones vuelven a reunirnos para estudiar fotografía, iluminación y electricidad en set, para dirigir actores y capturar sonido, para sacar equipos y rodar nuestros proyectos que verán la luz a finales de este híbrido 2021.

Ojalá este texto quede sólo como testimonio de una época extraña, pero que al mismo tiempo nos muestra una ENACC que sigue más viva y unida que nunca, con una oferta de Conservatorio robusta y enriquecida con excelentes maestros, maestras y estudiantes, a la que se suma una magnífica oferta de cursos libres que cualquier escuela de cine en el mundo envidiaría.

Estar en casa es habitar el hogar. Y nuestro hogar este, el tuyo y el mío, donde amamos el cine hasta la médula. 

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